Saturday, August 25, 2007

CHISPITA Y EL BIBLIOTECARIO...

Hacía tiempo que Chispita tenía la cabeza llena de preguntas. Los días y las noches se sucedían sin que los amaneceres arrojaran respuestas a los muchos enigmas que su fecunda imaginación le planteaba: ¿Cuánto tiempo duermen los delfines? ¿Es cierto que el mono comparte con el ser humano el 97 % de sus genes? ¿Existe alguna medicina que cure la estupidez?.... Así transcurrieron las semanas, los meses y los años, y tantas cuestiones se agolpaban en la cabeza de la pequeña Chispita que una mañana sucedió algo insólito: su pelo se volvió verde.
Al principio fueron sólo algunos mechones de su preciosa melena oscura y rizada. Alguien le había contado que el pelo podía volverse blanco de golpe tras una experiencia traumática, pero ¿verde? ¿por qué?. Y cuanto más se hacía esta pregunta más verde se volví
a su linda cabellera.
Más molesta que asustada decidió buscar remedio a tan extraño suceso pues, si al principio, fue únicamente su pelo el que adquiría una tonalidad impropia de su naturaleza, muy pronto descubrió que también la punta de su nariz se teñía de un brillante color esmeralda… ¡Y la cosa amenazaba con seguir! ¡Horror!
Buscando una solución para tan misterioso mal, preguntó a médicos, maestros, ancianos, e incluso a su conejito “Saltarín”, pero ni siquiera éste supo darle una respuesta.
De esta forma, Chispita adquirió una gran fama en el lugar que la vio nacer, y tan comentado fue su caso, que incluso transcendió las fronteras.
Volvieron a sucederse los días y las noches, y nada diferente acontecía, salvo que el explendoroso verdor iba creciendo en la pequeña anatomía de la curiosa niña.
Hasta que una mañana el cartero le trajo una carta de un pais lejano. Intrigada, abrió el sobre que contenía un breve mensaje: “Si quieres encontrar respuestas debes ir a la Gran Biblioteca del Mundo y preguntar al bibliotecario loco, Mr. Google”.
Y así lo hizo… aunque encontrar la Gran Biblioteca no fue fácil.
Lo primero que le sorprendió fue que la Gran Biblioteca del Mundo fuera un lugar tan pequeño, pero bueno, pensó, quizás ésta es sólo una sucursal…
Sin perder tiempo, preguntó por Mr Google a la primera persona que se cruzó en su camino y enseguida obtuvo una extraña indicación: “Tienes que asomarte a una de esas ventanas y llamarle”. – “Bien- dijo Chispita - , pero ¿en cuál de las ventanas está?” – “ En cualquiera de ellas”- fue la respuesta., y vió como la muchacha a la que le había preguntado admiraba con estupor su verde cabellera mientras se alejaba por un pasillo.
Chispita se asomó a la primera ventana que encontró libre y llamó a Mr. Google que no tardó en aparecer. Su aspecto era indescriptible. Nunca había visto nada igual…
“Quiero confirmar por qué me estoy volviendo verde (aunque eso creo que lo sé), y cómo puedo ponerle remedio”- dijo Chispita con determinación.
Mr. Google que no pareció inmutarse, le respondió escuetamente. “Escribe aquí tu pregunta y te traeré los libros y documentos en los que hallarás lo que buscas. La respuesta deberás encontarla tú”. Chispita escribió: Remedios.
Como por arte de magia, Mr. Google, le presentó una pila de 10 libros y le dijo “Aquí tienes los diez primeros, pero hay nueve millones más”. “Vaya - pensó Chispita – esto no va a ser nada fácil”. Decidió empezar hojeando rápidamente las portadas de cada libro, mirando sólo los títulos: “Remedios para la tos”, “Remedios para mascotas”, “Mi novia Remedios”…. Hasta que empezó a desesperarse. Si seguía así, no acabaría jamás. Así que volvió a llamar a Mr. Google . “¿Esto no es lo que estoy
buscando, puede ayudarme?”. “Tienes lo que me has pedido – le dijo -, tú escribiste <>, escribe tu pregunta de nuevo, e intenta ser más concreta”.
Chispita escribió: Remedios para el pelo y la piel verdes. Esta vez Mr.Google le trajo otros diez libros y le dijo: “Estos son los diez primeros, tienes cuatro millones más - y añadió – no toda la información que encuentres será veraz ”. Chispita volvió a hojear los primeros libros: “Vitaminas y minerales para el cabello”, “Vegetales de hojas verdes para el cabello”, “Tratamientos de belleza para la piel y el cabello”… “Bueno – se dijo- no es lo que estoy buscando, pero parece que hay cosas interesantes”-, y no pudiendo reprimir su curiosidad se decidió a abrir uno de los libros: “Curiosidades y anécdotas cosméticas” , y empezó a leer…
¡Cuántas cosas interesantes!. Además, vió que en algunos libros, hacían referencia a otros libros y que muchos de ellos tenían como una pequeña biblioteca en su interior. Eran libros que contenían otros libros o que conducían a ellos. La sensación fue de vértigo.
Cansada, volvió a preguntar a Mr. Google: “¿No puede darme una respuesta más concreta, me estoy volviendo loca?”. El impasible bibliotecario le respondió “Me has preguntado, por remedios, pelo y piel verdes, y te he traido todos los libros y documentos que contienen algunas de esas palabras o todas. Si quieres respuestas concretas deberás hacer preguntas concretas, si quieres sólo los libros en los que aparezcan todas las palabras relacionadas, deberás hacerlo constar cuando lo escribas”. Chispita pensó que quizás el bibliotecario estaba loco o que no era capaz de razonar. Ya le había indicado lo que quería ¿Es que no era capaz de entenderla?. Parecía un inmenso archivo viviente pero caótico.
De pronto, se le ocurrió escribir una nueva pregunta: “Cómo preguntar a Mr. Google”
Esta vez, el extraño bibliotecario le entregó un papel con una única respuesta: “Tiene que escribir la pregunta entre comillas. Para más información pida el libro Todo acerca de Google”. Así lo hizo, y Chispita no sólo encontró la respuesta a su extraño mal, sino que descubrió que Mr. Google podía mostrarle muchas cosas si formulaba las preguntas siguiendo unas sencillas pautas. Eso sí, dependería de su ingenio para encontrar las respuestas correctas.
Un cuento de Itacah
¿Te gustó? Envía tus comentarios... Ana
COMENTARIOS
Yo entendí que uno cuando va a la biblioteca tiene que ir con el tema definido. Juan Manuel
Gracias Juan Manuel por tu opinión. Ana

1 comment:

Anonymous said...

Yo entendí que uno cuando va a la biblioteca tiene que ir con el tema definido. Juan Manuel